//Miguel Hidalgo y los Insurgentes prisioneros en Meoqui

Miguel Hidalgo y los Insurgentes prisioneros en Meoqui

 

Es trascendente vincular de alguna manera todos los hechos en donde San Pablo, hoy Meoqui tiene su importante pasaje histórico en la guerra de Independencia. Don Miguel Hidalgo y Costilla, Generalísimo de las Américas, despertó la conciencia del pueblo y gracias a ello se logró la Independencia Nacional. Miguel Hidalgo y los Insurgentes llegan presos a Meoqui la tarde del 21 de abril de 1811, donde pernoctan en su paso por el camino real a su destino final, San Felipe El Real, hoy Chihuahua capital.

Hidalgo como Generalísimo de la Insurgencia Mexicana. –

Miguel Hidalgo el padre de la Patria, inicio su Ruta por la Independencia en Dolores Hidalgo un 15 de septiembre de 1810, con la proclamación de la independencia y el grito de Dolores, y con el apoyo del pueblo y el respaldado en lo militar por Ignacio Allende, Hidalgo, sosteniendo un estandarte de la Virgen de Guadalupe, inició una escalada de victorias militares, luego la gran derrota final de Hidalgo, donde junto con Allende, Aldama y Jiménez fueron sorprendidos en Acatita de Bajan, y apresados.

A partir de ahí las fuerzas Realistas Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Mariano Jiménez, y Juan Aldama, entre otros de menor jerarquía son conducidos hacia el norte.

 

Ruta de Hidalgo como prisionero

Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Mariano Jiménez y Juan Aldama quienes fueron los principales Insurgentes en el inicio de la guerra de Independencia mexicana, fueron aprehendidos en Acatita de Bajan municipio de Castañón Coah. un 22 de marzo de 1811.

De allí fueron prácticamente arrastrados y encadenados exhibiéndolos en todas las comunidades a las que llegaban. Un 5 de abril enfilan hacia el norte, pasando por varias comunidades pequeñas, durante casi todo el mes de abril, en su paso por el Estado de Chihuahua, llegan a San Pablo hoy Meoqui, el lugar más próspero y grande en aquel tiempo, en la región, la tarde del 21 de abril de 1811.

A Meoqui llegaron con un alboroto inusual debido a los reos y al número de efectivos del ejército Realista, que permitió que todas las personas del lugar expectantes se concentraran en la llegada del ejército; sin embargo, la atención la acaparo Miguel Hidalgo y sus Insurgentes, al llegar los soldados realistas hacen un cerco para que los pobladores curiosos no se acercaran demasiado.

Precisamente en el lugar donde convergen las calles Degollado e Hidalgo en aquel entonces eran parte del camino Real que venía del sur y del este, respectivamente ahí estaba el cuartel y presidio de San Pablo, mientras esto pasaba otros soldados fueron sacando reos de otros carromatos y los introducían al presidio, todos expectantes veían el pésimo trato que recibían los reos, la figura andrajosa y el rostro demacrado pero sereno de Hidalgo llamo poderosamente la atención.

 

El botón de oro macizo de Hidalgo para Chema el peluquero del pueblo

Esa misma noche, en Meoqui, fueron algunos guardias por Chemaría, o chema, como le decía la gente de cariño a Don José María Altamirano, mozo de guarnición, a la vez de aguador, mandadero, cuidador de caballos y único peluquero en San Pablo. (Hoy Meoqui)

-Nos preguntaron por alguien que sepa cortar el pelo, nosotros les dijimos de tu persona y nos pidieron que te lleváramos para cortar el pelo a los reos y rasurarlos para que sean reconocidos mañana mismo en San Felipe El Real, (hoy Chihuahua), le mencionaron a Chemaría los guardias.

-Con gusto- dijo Chemaria, voy a traer mis enseres para hacerles el servicio.

Al poco tiempo salían de la casa del peluquero, situada en un callejón detrás de la misión del pueblo, en la esquina se despidió de ellos.

¡!Bienvenido el peluquero de San Pablo!! -Dijo el guardia responsable, del turno.!!

-No se mucho de cortar el pelo, pero aquí la gente y los que van de paso solicitan mis servicios, y les agradan.

-Anda pues, pasa -dijo el militar-Están encadenados, no hay peligro alguno.

El peluquero acomodo un banquillo cerca de la luz que expedía una pequeña farola de aceite, los guardias acercaban a los presos. Allende fue el primero ante un insignificante haz de luz; Aldama y Jiménez enseguida observaron los rostros de los guardias que estaban muy atentos. Se escuchaba el rechinar de las pesadas puertas de hierro haciendo un ruido macabro, y el ruido peculiar de las tijeras.

Abasolo se acerca al grupo escoltado por otro de los guardias y observa, junto con los demás presos, los movimientos del barbero, quien dejo en el piso la brocha y una olla de peltre descarapelada, luego se acomodó en el hombro un viejo paño de algodón para después desenredar una bolsa de tela que a modo de estuche contenía las dos navajas con que contaba.

Don José María Altamirano se percató de que el ultimo reo lo habían dejado junto al guardia más fuerte. Era incongruente, pero eran las ordenes, que se encontrara ahí, pues nada en aquel hombre maduro de mirar sereno, denotaba peligrosidad.

Por un instante cruzaron miradas y sintió que hubo un gran dialogo, que lo hizo sentirse identificado. Finalmente toco turno a Hidalgo.

-Siéntese que yo solo cumplo órdenes, le dijo Chemaria.

Hidalgo permaneció quieto. Aguardaba su turno, en tanto veía las faenas del peluquero.

Don Chema era un agradable viejo moreno de vivaces ojos verdes y bien rasurado. Se puso a trabajar.

Hidalgo muy observador pensó que el peluquero iba cambiar el agua del recipiente, pero el viejo se quedó perplejo mirándolo. Al peluquero le sorprendió la energía y la paciencia de Hidalgo, a pesar de las faenas propias del viaje, de que era objeto.

Pero lo más sorprendente que considero Chemaria fue que un sacerdote, estuviera encadenado y preso. Eso no lo había visto nunca.

Hidalgo avanzo hacia el banquillo y el ruido de las cadenas hizo concentrarse al peluquero.

Chemaria puso especial cuidado con el Cura Hidalgo, al ir acicalando su piel y rasurando su rostro, le pregunta en voz baja ¿Por qué los llevan presos?

Hidalgo permaneció estático como si el peluquero no se hubiera dirigido a él. Después de un breve silencio comenta, es largo el camino que nos habíamos trazado, sin embargo, hasta aquí llegamos.

Somos parte de los hombres que proclamamos la Independencia de México. A nosotros se nos acusa de ser los autores de todos los males que se están causando por la lucha de independencia de España. Sin embargo, nuestra causa es la Libertad, a lo que tenemos derecho.

-Los que van de paso comentan que hay levantamientos por todos lados.

Yo soy Miguel Hidalgo y Costilla, dijo sereno.

¿Usted?

¡!En todas partes se habla de usted.!!

-Guarda silencio-

¡¡El viejo peluquero termino la faena con Hidalgo, sacudió los pañuelos y exclama buena salud señor!!

Gracias – respondió Hidalgo al tiempo que introducía su mano en el bolsillo de su vestidura un botón de oro macizo, que le quedo de su Guerrera cuando lo nombraron Generalísimo de las Américas. No hacía mucho tiempo, y los botones los fue perdiendo en las batallas y trajines

propias del ejército insurgente, tómalo en pago a tu amabilidad y no a tu trabajo, guárdalo no lo comentes con nadie porque te lo quitaran.

Don Chemaria lo recibió muy agradecido.

-Es cierto que el oro no limpia el alma, pero quita el hambre, reflexionaba Chemaria.

-Ve con Dios hijo mío, te ofrezco mi mano sincera y no olvides cobrar tus servicios.

Chemaria recogió sus enseres y salió en silencio.

En la madrugada del día siguiente la cordada partió rumbo a San Felipe El Real, hoy Chihuahua.

 

 

Preso en el Cuartel Militar en la Degollado e Hidalgo

Aquí siempre existió un cuartel militar con celdas rusticas de acuerdo a los tiempos de la colonia. Donde precisamente convergen las calles Degollado e Hidalgo que antes eran los caminos reales que llegaban del este y del sur

respectivamente y eran prácticamente dos habitaciones de adobes con marcos de cantera y barrotes de acero con dos celdas que raramente se utilizaban, lo que fue insuficiente cuando llegaron los Realistas arrastrando prácticamente a los Insurgentes en su ruta hacia Chihuahua capital, encadenados y caminando la mayoría de ellos, en esas celdas, estuvo preso el padre de la Patria Miguel Hidalgo y Costilla, en otra celda Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez los principales insurgentes después de Hidalgo.

Los demás prisioneros estaban encadenados a los carromatos militares incluso en algunos árboles con guardias permanentes.

Este lugar se fue deteriorando con el tiempo, y se fue cayendo hasta que en el año 1931 el presidente Municipal le dio una remozada y puso una placa que dice:

1811: Aquí estuvo el inmortal HIDALGO…  H. AYUNTAMIENTO PRESIDIDO POR EL C. MANUEL ÁLVAREZ… INICIO ESTA PEQUEÑA OBRA DE AMOR A LA PATRIA. SEP. 15, DE 1931

Posteriormente en otras administraciones más cercanas a 1960, año de la Patria, el Prof. Esteban Solís destacado escultor y pintor fue contratado para hacer un monumento en este lugar un busto de 2 m. de altura y 1.5 m. de ancho aprox. una réplica de Hidalgo muy artística y un mural 6m x 4 m. aprox. que representa la muerte cultural de una raza y el nacimiento de la raza de bronce, en el nuevo México libre. A SU PASO HACIA CHIHUAHUA EN VÍSPERAS DE OFRENDAR SU VIDA POR NUESTRA LIBERTAD.

 

 

Ruta de la Libertad: de 260 Estelas en el país, una está en Meoqui

El recorrido del Padre de la Patria como Insurgente por el país y como prisionero fue marcado en el año de 1960 con 260 estelas en forma de cabeza de águila, por órdenes del presidente Adolfo López Mateos, mismas que están ubicadas en los estados y comunidades por donde paso: Guanajuato, Michoacán, Estado de México, Jalisco, Aguascalientes, Zacatecas, San Luis Potosí, Coahuila, Durango y Chihuahua… 167 días como líder insurgente… 131 días como prisionero

En Meoqui, Chih. La estela se encuentra entre las calles Porfirio Diaz y Benito Juárez esquina norte sobre la plaza erigida en honor del padre de la patria, lugar por donde estaba el camino real.

Las estelas o cabezas de águila están montadas sobre un pedestal de cantera en forma de trapecio de 1.50 m. De base y 2.40 de altura y remata con 70 cm. De la parte superior.

En cada una de las esculturas se puede leer la palabra LIBERTAD, bajo relieve a un costado de las mismas y en la base una placa de cantera que reza:

RUTA DE HIDALGO, 1810 – 1811

Año de la Patria 1960.

Al cumplirse 150 años de la gloriosa iniciación de la lucha por la independencia de México.

La secretaria de Educación Pública ha erigido 260 estelas como esta que marcan la Gloriosa RUTA DE HIDALGO, desde Dolores hasta Chihuahua, lugar de su sacrificio. 16 septiembre 1960.