Monumento a Hidalgo, antiguo Cuartel Militar
En el lugar que fue el cuartel militar en San Pablo, hoy Meoqui, donde Miguel Hidalgo y Costilla y los insurgentes: Ignacio Allende, Mariano Jiménez y Juan Aldama, llegaron en calidad de presos escoltados por el ejército realista, un 20 de abril de 1811, el Cronista del municipio y autoridades encabezadas por la alcaldesa Miriam Soto, realizaron un acto protocolario para rendirles homenaje.
“La verdad es que se me eriza la piel de imaginarme la escena a su llegada como prisioneros al pueblo de San Pablo, ahora Meoqui, encadenados, demacrados, escoltados por el ejército realista, envueltos en el alboroto de los pobladores”, dijo conmovida la presidenta municipal en su intervención, tras señalar que la huella que dejó el Padre de la patria sobre esta tierra debe ser imborrable a lo que mencionó:” nosotros nos encargaremos de que así sea”.
Agregó la arquitecta Miriam Soto que Meoqui está lleno de historia y es precisamente por ello que conocerla es reconocer a quienes dieron patria, origen y orgullo y habló de lo importante que es, que las nuevas generaciones conozcan el origen de su pueblo y las historias que lo han hecho grande. “La Ruta de Hidalgo está presente, no solo en las memorias, no solo en los archivos de la historia, está en nuestra plaza Hidalgo, en la estela de forma de cabeza de águila y en este lugar con la obra del maestro Esteban Solís en honor a Miguel Hidalgo”, precisó la alcaldesa.
Por su parte, el profesor Francisco González, Cronista del municipio, recordó las luchas y victorias del Cura Hidalgo y el ejército insurgente y también su derrota en Acatita de Baján, municipio de Castañón Coahuila, donde fueron aprehendidos y escoltados en calidad de presos hacia San Felipe el Real, hoy Chihuahua capital.
En este camino hacia su destino final, posteriormente llamado la Ruta Hidalgo o Ruta de la Libertad, Meoqui deja su huella grabada en la historia del país, pues siendo el pueblo próspero de la región en esa época, fue el lugar designado para que los prisioneros pasaran la noche y fueran aseados para su reconocimiento en la capital, ante este suceso, el Cronista del municipio mencionó la historia del “botón de oro” una pieza que el cura Hidalgo regala a Chemaría, el peluquero del pueblo, por sus atenciones.